Fiestas Locales

Fiestas Locales

Antes de la esperada llegada de los reyes de oriente, nos visita el heraldo real. Pasea por nuestras calles a caballo, donde todos los niños pueden entregarle sus cartas personalmente para que pueda llegarle a sus majestades.

El día cinco de enero, celebramos nuestras cabalgatas de reyes, sacando a nuestras calles carrozas repletas de caramelos, juguetes e ilusión para todos los niños y mayores.

 Los orígenes del Carnaval en Los Molares (siglo XV). Extracto de la Carta Patrimonial de Los Molares. Escrita por el doctor en Historia y Arqueología Pablo José Ramírez Moreno.

El Carnaval de Los Molares (S.XIX-XXI).

El Carnaval de Los Molares está recogido en el inventario del Atlas del Patrimonio Inmaterial de la provincia de Sevilla, del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), con el código 5601002. La festividad, es un carnaval centenario que se celebra en el mes de febrero, en un ambiente festivo, unos días antes de la Cuaresma. La fiesta se refiere a la despedida de la carne por los ayunos y la abstinencia de los próximos cuarenta días. Es decir, es una fiesta para satisfacer las necesidades de la carne (cuerpo), para poder quitarla de la mente y dedicarse al espíritu. Es la fiesta profana que precede a la festividad sacra y hace referencia a la tolerancia de la Iglesia católica concede a sus feligreses antes de comenzar la Cuaresma, tiempo antes de la primera luna llena de primavera (Semana Santa).

La palabra carnaval, procede del latín (carnelevare). Cada año participan comparsas o murgas, chirigotas, coros y cuartetos procedentes de Los Molares y de otros municipios. Las coplas, reflejan ante todo los acontecimientos que se han producido a lo largo del año, ya sean de índole político, económico, anécdotas peculiares o algún suceso histórico. Era una forma de difundir a la sociedad lo que había ocurrido durante el año, del mismo modo que hacían en la Edad Media los trovadores, músicos y poetas medievales que componían sus obras y las representaban para los nobles. En los pueblos, los juglares o ministriles desde el siglo XII, memorizaban las letras y las exponían ayudándose de la mímica y la dramatización. Por todo ello, el Carnaval se ha convertido en un medio de transmisión oral desde hace siglos.

Algunos compositores históricos de coplas carnavalescas del municipio de Los Molares, fueron Manuel Utrera Pérez y Esteban Pérez. A continuación, se exponen algunas de las coplas que hemos documentado, pertenecientes a distintas fases históricas del pueblo de Los Molares.

A través de la historia oral de nuestros abuelos, conocemos que el Carnaval de Los Molares data de al menos de principios del siglo XX, aunque algunas referencias de Enrique de la Cuadra cuando restauró el castillo de Los Molares a finales del siglo XIX, hacían alusión al carnaval. Las coplas que se van a exponer, pertenecen a varios acontecimientos históricos vividos en la localidad molareña: el atentado al Rey Alfonso XIII el día de su boda con Victoria Eugenia de Battenberg, la Dictadura de Miguel Primo de Rivera y la guerra contra los rifeños en el Protectorado español de Marruecos, la entrada de la Segunda República y el caso de Casas Viejas, el cuartel de la guardia civil cuando estaba en el castillo, y el exilio poblacional que sufrió Los Molares como muchos otros municipios de España en la década de los años 60. A continuación, se presentan las coplas que hemos documentado:

Copla de Carnaval de Los Molares titulada “El año 6”. Dedicada al atentado del Rey Alfonso XIII, acontecido en 1906.

 

El año 6 tendremos en la memoria

el casamiento del rey

con nuestra reina Victoria.

Aún se oyen los lamentos

de aquellos pobres desgraciados

que fueron heridos y muertos

el día del atentado.

 

Con cerda en el corazón

aquel Mateo Morral

una bomba le tiró

a su Real majestad.

 

Muerto con la dinamita,

en aquel día quedará,

varias mujeres y niños,

militares y paisanos,

dios lo tenga en su memoria

hombres de malas entrañas

y de malos sentimientos,

que quiso enlutar a España

con sus maldades intentos.

 

Autor: Esteban Pérez

 

 

Los orígenes de la devoción de Santa Marta en Los Molares (siglo XV). Extracto de la Carta Patrimonial de Los Molares. Escrita por el doctor en Historia y Arqueología Pablo José Ramírez Moreno.

 

 

Localización de la Iglesia Parroquial de Santa Marta

Código del IAPH:01410630023

Caracterización: Arquitectónica

 

La Iglesia Parroquial de Santa Marta, se encuentra en la calle Duque de Alcalá nº 14 del municipio de Los Molares (Sevilla) y hace esquina con la calle Iglesia, donde se encuentra la escultura dedicada a Santa Ángela de la Cruz. La iglesia debe su nombre a su patrona, Santa Marta, patronazgo que comparte con San Sebastián. Se trata de una iglesia de estilo mudéjar con la planta tipo cruz latina. Su construcción data del siglo XV.

Contexto histórico

El origen de la devoción a Santa Marta en esta localidad parece remontarse al siglo XIV, si bien ha sido documentado al menos desde 1470, la Parroquia estaba dedicada a esta Santa que los Evangelios de Lucas y de Juan nos presentan como hermana de Lázaro y María, amigos de Jesús en cuya casa de Betania el Señor se alojaba. Lucas nos describe a esta santa ocupada en el servicio y el trabajo de las tareas domésticas, mientras que en la escena de la resurrección de su hermano Lázaro, el evangelista Juan nos muestra a Marta como seguidora y verdadera discípula que cree verdaderamente que su amigo Jesús es el Hijo de Dios (Jn 11,27) (Moreno, 1991: 77-78). Posiblemente, en sus orígenes, el lugar sagrado se utilizó como capilla de la fortaleza medieval, un espacio de culto que en sus inicios tomaría importancia por la guerra de Granada, en una zona fronteriza de los cristianos contra los nazaríes. Posteriormente, se utilizaría como lugar de culto de los habitantes del núcleo poblacional de Los Molares. El texto del siglo XV más antiguo que se conoce en relación a la Parroquia de Santa Marta, data del año 1470. Dice lo siguiente:

«...e luego a poco de ora en este dicho día lunes veynte e seys dias del dicho mes de Marzo e del dicho año, yo el escribano y notario publico e los dichos testigos de suso escritos a ynstancia y pedimento de los sobredichos Miguel Ximenez en nombre de la dicha Señora Doña María de Mendoza e del dicho Lope de Agreda en nombre del dicho señor adelantado fue con ellos a la yglesia de Santa Marta que es en el dicho lugar de Los Molares e fueron llamados e benidos por parte de los dichos Miguel Ximenez e Lope de Agreda, Andrés Lopes de la Romera alcalde del dicho lugar de Los Molares...» (A.D.M. Alcalá de los Gazules. Leg. 60, n. 5.).

En otro documento, la Condesa de Los Molares Doña María de Mendoza, deja escrito en su testamento, con fecha del 16 de septiembre de 1490, la existencia de la iglesia en el siglo XV. En el testamento, María de Mendoza dejó lo siguiente: a la Iglesia de Los Molares le cedió una casulla, un frontal, la estola, un manípulo de damasco blanco, una capa colorada de chamelote, una de sus tiendas en la villa (aquella que los clérigos eligiesen) y el Olivar de Miguel Sánchez para que celebrasen en el templo dos aniversarios; uno en un día de feria y otro en el día de los difuntos, uno de ellos se haría por el alma de Enrique IV y el otro por el de ella (Franco, 2009: 109).

El texto original: «...e otros y manda a la yglesia de los Molares la su casulla y frontal y estola y manipulo que es todo de damasco blanco y asymismo la capa colorada de chamelote de su capilla y otrosy manda una de las sus tiendas que fizo en los Molares qual los clérigos de la dicha yglesia escogieren y el pedazo de olivar que fue de Miguel Sanches que esta cabe Utrera, con condición que tengan cargo de fazer dos remembranzas en cada un año en el tiempo de la feria del dicho lugar y de difunto, que sean misa y bisperas, la una por el anyma del señor rey don Enrrique que santa gloria aya que dio la feria y la otra por mi anyma y por las anymas de mis antecesores...» .(A.D.M. Alcalá de los Gazules. Leg. 5, n. 33.).

 

 

 

 

La celebración de la Feria de Santa Marta (siglo XX). Extracto de la Carta Patrimonial de Los Molares. Escrita por el doctor en Historia y Arqueología Pablo José Ramírez Moreno.

 

Se celebra alrededor del día 29 de julio, día en la que se celebra una procesión en su honor, donde la patrona de esta localidad sevillana recorre las calles con una banda de músicos acompañada por una gran multitud de personas, no solo por los molareños, sino que cada vez la visitan más personas de las localidades vecinas. Durante la procesión de la santa imagen de Santa Marta son múltiples las petaladas desde los balcones, los espectáculos pirotécnicos, etc. Y cada vez son más las banderas, luces, banderolas, carteles gigantes, adornos, flores, lazos y hasta bombas de humo que llenan el cielo de esta localidad con los colores de su patrona, colores que están presentes en la bandera de la localidad el verde, rojo y amarillo.

El paso de Santa Marta recorre la iglesia hacia su puerta de salida acompañada de la marcha Caridad Del Guadalquivir y su hora de salida es normalmente en torno a las 20:30 h hasta que la procesión termine cuando Santa Marta regresa a su parroquia y todos los molareños le cantan su himno, sobre la medianoche, para así despedirse de su patrona otro año y empezar a contar los días para que vuelvan a sonar las campanas. El cielo se ilumina con cohetes anunciando que la vecina más antigua de Los Molares está a punto de iluminar las calles con su presencia.

La celebración de este evento se produce en el recinto ferial, en las casetas llenas de público amenizadas con actuaciones de artistas reconocidos del panorama musical, del cante y del flamenco.

 

 

La Feria de la Seda en torno al castillo. Extracto de la Carta Patrimonial de Los Molares. Escrita por el doctor en Historia y Arqueología Pablo José Ramírez Moreno.

 

 

Desde finales de la Edad Media, concretamente en el año de 1465 (S. XV) hasta el siglo XVII, comienza una época próspera para el pueblo de Los Molares, gracias a la concesión de una feria comercial a través de una Cédula Real de Isabel la Católica, en la que aún hoy en día se conservan estos importantes documentos de los Reyes Católicos que dan fe de ello (Unidad documental simple creada en el año 1485, el 7 de Julio en Córdoba; código de referencia: ES.47161.AGS/1.1.31.1.1122.6//RGS,148507,26).

En sus orígenes, muchos mercaderes se quejaban al rey Juan II, allá en 1433, que a su paso por Utrera, camino de la feria de Jerez de la Frontera, les cobraban elevados impuestos por las mercadurías que llevaban o se apropiaban de ella y hartos decidieron desviarse de su ruta y pasar por la villa de Los Molares, que les quedaba fuera de la jurisdicción de Sevilla. María de Mendoza, ya viuda de Per Afán de Ribera −Adelantado Mayor de Andalucía− y poseedora de Los Molares, consiguió del rey Enrique IV el permiso para celebrar también una feria de paños y sedas aquí en su villa. Esto hizo que, a partir de 1465, Los Molares fuese un importante punto de referencia para el comercio textil de la Baja Andalucía y se convirtió, más tarde, en el mejor lugar de aprovisionamiento para las numerosas poblaciones que se crearon a raíz del descubrimiento de las nuevas tierras americanas a las que llegaban las mercancías transportadas por los galeones de la Flota de Indias. Doña María de Mendoza, Condesa de Los Molares, celebra la feria por encima de las hambrunas e intrigas de otros nobles, e incluso contra luchas de otros Concejos rivales como Utrera y Jerez de la Frontera, sobre todo porque querían disputar la hegemonía de esta feria (Moreno, 1991).

La feria, la cual comenzaba en el mes de octubre, tomó importancia y llegó a ser considerada como la segunda más importante de la Península Ibérica, después de la feria de Medina del Campo. A ella asistían comerciantes y mercaderes de muchos lugares: genoveses, venecianos, alemanes, portugueses... La feria tenía una duración de varios meses y en ella se comercializaban todo tipo de productos, sobre todo tejidos, en la cual estaba especializada. El valor de los paños y sedas, en piezas o confeccionado, dependía de su variedad, origen y tratamiento, e incluso de su color, entre los que llama la atención algunos como el color lobuno, ala de cuervo, ajedrezado, etc. Además de los tejidos, se vendía lana, ganado, cereales, cebada, vino, tejas, aceite e incluso esclavos que es lo más sorprendente. Por ejemplo, en relación a la venta de esclavos podemos saber que una mulata de 20 años se vendiese por 75.000 maravedíes, una de 10 años por 303.660 maravedíes y una de “color membrillo” (según los documentos de la época del A.D.M.) por 1.850 reales. La afluencia de tratantes y compradores a la cita anual, convertía a Los Molares en un centro de trueque y transacciones comerciales de gran envergadura, en la que se podían imaginar caravanas de camellos, monjes misioneros vestidos de azafrán, y decenas de mercaderes transportando fardos de sedas, paños y brocados. La feria fue impulsada por la importante familia Ribera, señores del Condado de Los Molares. Así, se cita en el Romancero General:

"…¿Qué brocados me vendió
en la Feria de Los Molares
¡Y qué ganados en Ronda!
¡Y en Sevilla qué solares!…"

A partir del siglo XVII, Los Molares es sacudido por una fuerte epidemia que conduce a una gran mortandad de personas y la feria termina desapareciendo. Hoy en día, se rememora la Feria de la Seda con el mercado de época bajomedieval que se viene realizando desde hace más de una década, mediante una rigurosa recreación histórica. Cada parte del castillo y todo su entorno se engalana para recibir a los vecinos del pueblo y a los miles de visitantes de diferentes poblaciones, como ya ocurría en antaño.

 

 

 

 

La Romería Virgen de Fátima. Años 70 del siglo XX. Extracto de la Carta Patrimonial de Los Molares. Escrita por el doctor en Historia y Arqueología Pablo José Ramírez Moreno.

 

 

La Romería Virgen de Fátima del municipio de Los Molares, es una festividad relativamente nueva, en comparación con las anteriores, dedicada a la veneración de la Virgen de Fátima. La fiesta se celebra desde el año 1971 (Moreno, 1991: 107). Está recogida en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de la provincia de Sevilla, del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), con el código 5601007.

La fiesta religiosa comienza el domingo con el repique de las campanas, en la segunda semana del mes de mayo, con la presentación de los nuevos recién nacidos a la Virgen, el triduo preparatorio y la solemne función principal en la celebración de la Santa Misa, en la Parroquia de Santa Marta a las ocho de la mañana. Cuando finaliza el acto religioso, las carretas y los rocieros inician la marcha, junto con la Virgen de Fátima, encabezando el peregrinaje hacia la Romería, una masa forestal compuesta principalmente por árboles de tipo eucaliptos y algunos pinos mediterráneos. La imagen religiosa se transporta hasta el lugar, en un carruaje decorado, tirado por dos bueyes. Durante todo el recorrido, los romeros cantan y bailan en honor de la Virgen de Fátima. Las calles, se visten de mil colores con los trajes flamencos, las carrozas que la acompañan están decoradas y las fachadas y balcones de muchas casas se engalanan para el evento. En la salida del pueblo, la comitiva se dirige por el camino de Pajarero hasta llegar a Piedrahincá, el espacio verde denominado por los molareños la Romería. Allí, los familiares y amigos se reúnen y montan lo que se denomina el sombrajo, un espacio para la convivencia y la cohesión social, que tiene un gran arraigo cultural e identitario para los vecinos.

El topónimo Piedrahincá, ya aparece en un plano del término municipal de Los Molares, realizado por el Instituto Geográfico en el año 1873. Se cita como “Piedra Hincada” (consultar la figura 2) y está dentro del municipio de Utrera. Manuel Morales, el cronista de la localidad utrerana, pensaba que el topónimo antiguo de Piedrahincá podría estar relacionado con algún dolmen. En el lugar no se han hallado ninguno hasta la fecha, ni se tienen noticias del hallazgo de algún megalito en el pasado. Aunque sí existe un afloramiento de piedra arenisca en el margen izquierdo del camino que se dirige desde Piedrahincá en dirección hacia el arroyo de la Guadairilla.

El regreso de la carreta de la Virgen es al atardecer y hace su entrada en el templo religioso, abarrotado de devotos, sobre la media noche, siendo recibida con el canto de la Salve, y con vivas a la Madre de Dios, a la Virgen María y a la Alcaldesa Perpetua de Los Molares (la Virgen de Fátima).

 

 

La Semana Santa comienza con la procesión de Palmas el Domingo de Ramos y los distintos cultos internos.

Es la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de los Dolores la protagonista principal de estos días de pasión en Los Molares.

El Viernes de Dolores se celebrará un Solemne Via Crucis por las calles del pueblo con la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia.

En la noche del Viernes Santo será la salida procesional de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, que procesionan por las calles portados por sus hermanos costaleros.

En el primer paso se representa a Jesús camino del Calvario, vestido con túnica color morada sobre monte de claveles y lirios. El paso es tallado en madera dorada y llevado por 24 costaleros.

En el segundo procesiona la Virgen de los Dolores bajo palio negro sostenido por varales de orfebrería plateada. La Virgen viste manto y saya bordada en terciopelo negro. Portan el paso 24 costaleros y va acompañada de banda de música.

Son muchos los molareños devotos que acompañan a las sagradas imágenes por la calles durante su recorrido hasta la entrada en el Templo.

 

 

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